Al diablo se le cayeron los cuernos... o tal vez los ocultó

11.9.07

un cuento viejo

te esperé, creo, todo lo que podía esperar. Me dijiste muchas veces que esto sería una parada breve. Tu sabías muy bien que esto no era por mí. Era tan solo por tí. Solo para tí. Entonces ¿Por qué alargar mas este momento?
El campo de flores era extenso, pero la mayoria de ellas ya estaban muertas. Tal como todo lo que queda del pueblo. La procesión funebre está allá, lejos, en aquella ladera, y tengo que ir. Tenemos que ir. Pero tu estás ahí, mirando esa ultima flor. Esa flor blanca.
A lo lejos se escucha un cantar. Aquel cantar jamás lo habia escuchado. Ni en mis sueños, ni nunca. Una cancion triste y desolada, que lo unico que hace es acordarme de tí.
Te veo, y juegas con la flor. Le conversas. Le hablas y ella te responde. Te responde con aquella luz que se refleja en tu palido rostro. En tus oscuros ojos.
Y tu le hablas. Y ella te responde con esa luz. Una luz moribunda. Una luz triste, sola. Y, en la ladera, la procesión sigue, con ese terrible cantar. Y nosotros aquí.
Miro al cielo, y está aquella ave volando por sobre nosotros. "Se parece a tí", es lo unico que se me ocurre decir. Tu me miras, me sonries. Me dices algo que no logro entender, algo en aquel idioma que solo tú conoces. Aquel idioma que solo tú hablas. Y sigues conversando con la flor.
Miro a lo lejos. Alli, en la colina, la cama. La misma cama en la cual siempre me encontraba. Derruida, oxidada. La misma de siempre.
A lo lejos, en la procesión, logro ver los rostros ocultos tras las mascaras de toda aquella gente. No nos ven, ni siquiera suponen que estamos aquí. No nos pueden ver, ni sentir. Ya no hay nada mas para ellos. El pueblo quedó atras. Igual que tú. Igual que yo. Igual que aquella ave que se para sobre la cama. Donde estabamos los dos. Donde, juntos, dormiamos y nos hablabamos al oido. Sin importar que yo te entendiera, que tu me entendieras.
La procesión solo sigue, y nosotros aquí. Ahora me preocupa que esto nunca termine. Que se vuelva una pesadilla eterna. Un pesadilla que te inculye a ti y a mi, y a aquella ave, y a aquella gente, e incluso, a aquella flor.
Te voy a decir algo. No logro decir nada. El sonido se detiene en seco en mi garganta, y no quiere escapar. Tu te volteas. Veo la flor en tu mano, y su luz que se refleja en tu rostro. Y me sonries. Y me abrazas. Y me besas. Me besas como nadie nunca lo hizo. Y te quedas asi, y me susurras algo al odio, nuevamente. Me susurras algo, y siento que ya no eres solo tu la que me habla. Me habla la flor. Me habla el ave. Me hablo a mi mismo.
Estoy llorando, y ya no me importa la procesión. No me importa el difunto. No me importa todo lo que ha ocurrido. Y me abrazas. Me abrazas como nunca nadie lo ha hecho. Me besas como nunca nadie lo ha hecho. Me haces sentir.
La flor cae al suelo. La Procesíon sigue su rumbo, con el pasó lento y esa canción, queme recuerda a tí.
Me besas una vez mas. Me tomas de la mano. Me llevas donde la multitud.
Ahora todo tiene que terminar.
De alguna forma u otra.
Hasta aquí es donde me ha llevado mi camino.

sobre lobos

y es que de lobos no me gusta conversar. son personajes extraños, algunos son traidores, otros guardan secretos. como nosotros, son iguales a nosotros, pero con mas garbo y elegancia. reconozco que a pesar de que en mi extensa vida he visto de todo, ángeles, demonios e incluso dragones, nada me ha sorprendido más que un lobo. no lo conocí a campo traviesa, ni en una noche de luna llena. los lobos no son como se les conoce, no son solo perros grandes, ni bestias salvajes que rondan por bosques, es más, viven en la ciudad. yo pensaba que no, y esto por primera vez me lo dijo un lobo, en mi misma pieza, junto a mi en esta misma cama. lo reconoció como si tirase toda su existencia encima mío. años y nunca reconocí a ningún lobo tal como a este. me lo dijo todo, todas las cosas que guardaba, aquellas cosas que nosotros pasamos por obvias y que son constitutivas del todo, me mostró cada imagen que ningún ojo humano jamás verá, me enseñó cada sonido que ningún oído jamás escuchará, me contó cada historia que ningún escritor jamás imaginará. estaba allí tirada en mi cama, contándome cada cosa, como si fuese una confesión. ella no estaba incomoda, yo sí. estaba incomodísimo. jamás había escuchado tales cosas. y no es que fuesen malas, al contrario, habían cosas que hasta al más creativo de los hombres hubiese sorprendido y encantado, cosas que al más triste y abatido hubiesen dado coraje y felicidad. luego se paró, me dio un beso en la frente y desapareció. me parece que jamás la volveré a ver. fue una cosa de una sola noche. un trago, una invitación al departamento. conocí a un lobo y estaba acostada a mi lado, desnuda, sobre la cama. y no vengas ahora a decir que era una mujer-lobo o alguna estupidez como esa. no hay tales cosas como hombre-lobo ni hombreslobo. o eres hombre o eres lobo, pero ambos mundos ni juntan ni pegan, por que son distintos. y cuando cosas como estas se saben ya no eres mas ni del uno ni del otro, sino que flotas entre ambos. creo que por eso llegué hasta aquí. esos chicos en el auto, no fue casualidad. no, no creo en el destino, pero ellos me guiaron hasta acá, también son merodeadores, como yo. no se cual sea su historia o lo que sucedió con ellos, pero si especulo podría decir que era ella, pero él también tenia un halo, que le rodeaba, bastante extraño. ellos también solo flotan entre mundos. al parecer ya no moriré, no tengo por que morir, ya no estoy apegado a las leyes de lo terrenal y eso es incomodo, como aquella conversación. como que nunca fuese a terminar.
todavía tengo la marca de su pintalabios en mi frente.

2.9.07

incompleto n°2

los brazos caidos, la cabeza tambaleando, los hombros sueltos y la mirada perdida en el suelo. el duro asiento metálico hace que su espalda duela, y el frío de la habitación lo hace estremecer. en el suelo las hojas están desparramadas, y el ordén que parecián tener ahora no está. y podemos leer pasajes de aquellos escritos, y vemos un relato de vida, una biografía. lamentablemente no hay nada que podamos reconocer del sujeto del cual hablan esas hojas...