Al diablo se le cayeron los cuernos... o tal vez los ocultó

10.1.08

justo ese momento

siempre existe ese pequeño momento de lucidez. pero no es cualquier lucidez, es como una bruma. una espesa niebla donde se cuela luz y poco puedes ver y entender. pero es aquello, justamente aquello que lo hace único. tu y ella y la bruma que cubre toda la escena. donde no necesitas saber nada, ella puede ser alguien que no conoces, puedes conocerla de toda la vida, pero no importa. nada importa en ese momento. es la luz, las sabanas. es la hora tal vez. es el olor, es la sensación en la piel. pero nada importa en ese preciso instante. pero esa lucidez no se da siempre, es en aquel exacto momento, cuando la vez. cuando sigues las lineas de su rostro atentamente, como queriendo aprendertelas, como si quisieras rearmarla tu mismo y necesitaras ese plan maestro. como si quisieras que esas lineas estuvieran grabadas y tatuadas en toda la corteza de tu cerebro, en tu piel, en tus organos. y no te importa si no la verás nunca mas o si ella estará alli por el resto de tu vida. no importa si ella no te corresponde. solo te importa que ella está alli, en ese preciso momento, ante aquel preciso momento de lucidez. ni siquiera de atreves a acercarte, a tocarla, por no dañar o arruinar la imagen. como si quisieras que todo se quedara estatico, por siempre, para siempre. de ese momento hablo, de justo aquel momento. aquel instante en donde se te cruzan las palabras por la cabeza, pero no puedes oirlas, no puedes verbalizarlas, por que solo debes sentirlas y debes comprenderlas ahí. es un momento de lucidez, pero todo está envuelto en un manto de confusión. es esa lucidez visceral que solo se podria comparar con nacer y con morir, y que alguien, desvelado en medio de la noche, podria tener al lado de esa única persona justo en ese momento.